Salí a pedir dulces. Voy disfrazado de borracho.
30.10.10
28.10.10
Mi estado crónico: Procrastinación
La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro) o posposición, es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes.
Se trata de un trastorno del comportamiento que tiene su raíz en la asociación de la acción a realizar con el cambio, el dolor o la incomodidad (estrés). Éste puede ser psicológico (en la forma de ansiedad o frustración), físico (como el que se experimenta durante actos que requieren trabajo fuerte o ejercicio vigoroso) o intelectual. El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente de concluir. El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se autojustifica posponerlo a un futuro sine die idealizado, en que lo importante es supeditado a lo urgente. También puede ser un síntoma de algún trastorno psicológico, como depresión o TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad).
La procrastinación como síndrome que evade responsabilizarse posponiendo tareas a realizar puede llevar al individuo a refugiarse en actividades ajenas a su cometido. La costumbre de posponer, si bien no se ha demostrado cabalmente, puede generar dependencia de diversos elementos externos, tales como navegar en Internet (que puede llevar a una adicción a la computadora, por ejemplo), leer libros, salir de compras, comer compulsivamente o dejarse absorber en exceso por la rutina laboral, entre otras, como pretexto para evadir alguna responsabilidad o decisión. Este problema de salud no necesariamente está ligado a la depresión o a la baja autoestima. El perfeccionismo extremo o el miedo al fracaso también son factores para posponer, como por ejemplo al no atender una llamada o una cita donde se espera aterrizar ya una decisión.
Existen dos tipos de individuos que ejecutan esta acción: procrastinadores eventuales y procrastinadores crónicos. Los segundos son los que comúnmente denotan trastornos en los comportamientos antes mencionados.
Algunos autores afirman que existen en la actualidad conductas adictivas que contribuyen a este trastorno de evasión: se refieren, por ejemplo, a las adicciones que, según algunos expertos, existen a la televisión, a la computadora o al sexo, sobre todo a través de Internet. Otros autores afirman que tales adicciones no existen. No obstante, a pesar de que ya hay propuestas de tratamiento para este tipo de problemas conductuales (terapia cognitivo-conductual, sobre todo, que incluye, por ejemplo, la aplicación de opciones en la propia computadora para bloquear voluntariamente el acceso a las páginas de pornografía), se trata de un tema muy nuevo, en el que aún hace falta realizar mucho trabajo de investigación.
Por otra parte, el llamado "síndrome del estudiante" (el hecho de que muchos estudiantes pospongan la entrega de sus trabajos hasta el último minuto del día de la fecha límite) está presente, al parecer, también en otros grupos sociales: en las temporadas en las que se acerca la fecha límite para pagar los impuestos (para presentar las declaraciones mensuales o anuales), las oficinas donde se llevan a cabo esos trámites (los bancos, por ejemplo) se saturan de personas que asisten a realizar ese trámite sólo hasta el último momento. Asimismo, se padece procrastinación al coleccionar muchas opciones, como excusa para no decidirse por alguna acción en concreto.
27.10.10
La biblia debería tener índice temático para saber si dios hablo de tal o cual cosa
26.10.10
23.10.10
Iguanas y dinosaurios: América Latina como utopía del atraso
Pero hasta allí, nada extraño (sino pues estaríamos hablando de Octavio Paz, o de Vargas llosa, o de alguno de esos tipos de letras y corbata). Lo que ocurre es que además Villoro es un tipo con un lenguaje delicioso (leve, de atajo, bromista, mexicano, provocador), y no me refiero únicamente a sus cuentos (que son quizá la muestra más convincente de ello) sino a cualquier tipo de escritura que enfrente.
Hace algún tiempo leí un ensayo suyo que trataba el tema de la mirada que Europa tenía sobre América. En resumen planteaba que ese escándalo que América da por llamar identidad (esa vocación por mostrarse indigenísima, folclorisima, extravagante, místicamente irracional) corresponde en realidad a la satisfacción de una exigencia que es una pieza clave en el rompecabezas de las necesidades europeas. Digamos que Europa reserva para si el papel de la razón, y necesita que alguien haga el papel de los disparates (papel que cumplimos y en el que además parece que nosotros nos sentimos muy nosotros).
La identidad me importa 3.5 pepinos. No tengo nada que ver ni con los indígenas Guanes de los que desciende mi padre, ni con los eslavos orientales de los que desciende mi madre. Yo crecí escuchando los Misfits en un lugar que se mantuvo siempre rondando los 27 grados, y sentado en un computador tratando de leer lo que se me atravesara a la vuelta de cualquier enter. Soy eso y no otra cosa. No sé si algo de América haya allí, pero sé que si no está, no quiero sacar un zampoña y un sombrerito de colores para sentirme con más identidad. Creo que la identidad la codifica de manera inmediata el espacio en el que frecuentamos a las 17 personas más cercanas durante nuestros 20 primeros años de vida, y puede no tener que ver con la tradición (casi siempre mitificada y no vivencial) de un territorio.
Bueno, sin más, al texto. Sin duda todo lo que podía llegar a decir la sociología sobre la mirada de Europa sobre América está escrito en este ensayo y no hizo falta cita alguna de Weber ni Marx para tratar el tema.
Iguanas y dinosaurios: América Latina como utopía del atraso
A los cuatro años me encontré ante una disyuntiva que decidió mi vida. En el Colegio Alemán de la ciudad de México fui sometido a una prueba que no recuerdo pero que provocó que yo quedara en el Grupo A, es decir, en el de los alemanes. Durante nueve años sólo llevé una materia en español: Lengua Nacional. En las clases de matemáticas había que resolver problemas de este tipo: «La abuela de Udo tiene en el sótano de su casa cinco frascos de manzanas que cultivó en su huerta. Con ellos piensa hacer apfelstrudel. Si para cada pastel se requiere una manzana y media y en cada frasco hay quince, ¿cuántos puede hacer la abuela de Udo?». Además de las imposibles matemáticas, me desvelaban otros enigmas: en México las casas no tienen sótano y las abuelas no cultivan manzanas ni preparan apfelstrudel. La escuela logró que el conocimiento me pareciera una insuperable forma de la dificultad. Como mi primer idioma leído y escrito fue el alemán, saber algo significaba saberlo en extranjero. Esta educación extravagante tuvo dos resultados: nada me gusta tanto como el español y detesto cualquier idea reductora de la identidad nacional.
El origen de mis padecimientos escolares se debió a una disposición del Colegio, acaso inducida por nuestra Secretaría de Educación Pública: evitar el racismo y la segregación en los salones.
Debuté en las aulas del saber en 1960, cuando la segunda guerra mundial todavía alimentaba las principales películas de acción. El Colegio Alemán había sido cerrado durante la contienda por su filiación nacionalsocialista, y se hablaba de un mítico sótano en el que se guardaban archivos del Tercer Reich. Como tantas escuelas bilingües, la nuestra siempre había tenido un grupo foráneo. Después de la guerra, el miedo al pangermanismo y el deseo de guardar las apariencias provocaron que en cada aula alemana hubiera dos o tres mexicanos capaces de garantizar la mezcla de culturas. Durante nueve años, mis malas calificaciones fueron toleradas por los maestros porque, a fin de cuentas, yo representaba a la sufrida raza vernácula que desconocía, no sólo el arte de transformar los sentimientos en apfelstrudel, sino las declinaciones del dativo y las frases con verbo al final. En ciertos días, los maestros me consultaban como si fuese un oráculo de las tradiciones populares: ¿tu abuela se frota mariguana en las piernas?, ¿es cierto que ustedes se ríen en los velorios?, ¿alguno de tus tíos saca su pistola en las fiestas y lanza tiros de alegría?, ¿por qué las sirvientas se van sin avisar, los policías piden limosna y los plomeros aciertan en el día pero no en el mes en que fueron llamados a una casa inundada? La vida tumultuosa, incomprensible y mexicana que rodeaba al Colegio llegaba en estas preguntas a los delegados folklóricos de cada salón. Con el tiempo, los temas aumentaron de complejidad: a los once años me sentí en la obligación no sólo de explicar sino de defender los sacrificios humanos de los aztecas. Puesto que yo representaba la otredad, nada podía beneficiarme tanto como las rarezas. Mientras más picaran nuestros chiles, mejor sonarían mis informes. Los maestros gozaban con las truculencias de su país de adopción. Su demanda de exotismo me hizo describir una patria exagerada, donde mis primos desayunaban tequila con pólvora, mis tías se encajaban espinas de agave para castigar sus malos pensamientos y sangraban por la casa, como si posaran para Frida Kahlo, mi abuelo era fusilado en la revolución y por todo legado dejaba el ojo de vidrio con el que yo jugaba a las canicas.
«Ach so!», exclamaba el profesor al enterarse de que no había hecho la tarea porque pasé el día de muertos dedicado a comer una inmensa calavera de azúcar que llevaba mi nombre. Lo estrafalario siempre convencía.
Los años en los que cumplí con las expectativas de la escuela me convirtieron en un autor del realismo mágico. Sin embargo, cuando empecé a escribir relatos no pensé que tuviera obligación de ser típicamente mexicano. De nueva cuenta, fue la mirada europea lo que me recordó la existencia de los patriotismos literarios.
Los encuentros internacionales de escritores suelen ser una comedia de malentendidos culturales. En una ocasión participé en un congreso en Alemania y conocí a uno de los numerosos Helmuts que creen que América Latina es una oportunidad de ser gozosamente irresponsable. Lo primero que supimos de él fue que se había liberado de la condena europea de ser puntual. Nos hizo esperar una hora en el aeropuerto, a punto de desmayarnos por el jet-lag. En los siguientes cuatro días, Helmut nos convidó a deshoras un tequila japonés que venía en una botella en forma de pirámide y nos forzó a cantar Cielito lindo al final de cada reunión. De sobra está decir que hicimos el ridículo. A todas partes llegamos tarde, pero fuimos presentados por Helmut con un descaro desafiante, como si Europa nos debiera la invención del chocolate. Nuestro anfitrión estaba harto de los agravios sufridos por América Latina, esa selva insolada donde la cabeza sólo se soporta gracias a las aspirinas que vienen de Alemania. Cuando le dijimos que teníamos la vaga impresión de haber sido demasiado informales, nos vio con estudiado gesto guevarista y recordó que no teníamos por qué rendirle cuentas al racionalismo colonial. El público esperaba magia de nosotros. Con la mejor intención del mundo, Helmut convirtió nuestra estancia en un infierno en el que nos comportamos como los desmedidos personajes que yo inventaba en el Colegio Alemán.
El exotismo existe para satisfacer la mirada ajena. Uno de los resultados más graves y más sutiles del eurocentrismo es que, en busca de lo «auténtico», privilegia lo pintoresco. No estamos ante los personajes de Kipling o Conrad donde lo blanco o lo occidental supera a lo aborigen, sino ante algo más complejo. En aras del respeto a la diversidad, ciertos discursos postcoloniales europeos incurren en un curioso fundamentalismo del folklor. Las novelas, las películas, los grabados y las instalaciones del tercer mundo se convierten en meros vehículos de identidad nacional. En esta perspectiva, los relatos de la otredad son significativos en tanto documentos: un argentino atrapado en un elevador o un boliviano deprimido en un Kentucky Fried Chicken sólo merecen tener historia si, de manera directa o simbólica, se relacionan con el rico arsenal de «lo latinoamericano», es decir, con las prenociones de diseño europeo.
La «retórica de la culpa», como la llama Edward Said, ha provocado un peculiar viraje del eurocentrismo donde el respeto a lo otro pasa por nuevas y más complejas distorsiones. Viernes no se somete a Robinson sino que le vende chaquira y le enseña a meditar como un chamán. El aborigen no es un ser inferior, sino distinto. Sin embargo, está obligado a ser distinto en forma unívoca, como custodio y garante de la alteridad. No se espera que Viernes haga sumas y restas más precisas que las de Robinson, sino que lo adoctrine con saberes trascendentes, desconocidos, seductoramente prelógicos. El mito de Viernes sufre así una inversión antropológica: su superioridad se funda en la rareza.
Atraídos por lo singular, numerosos espíritus bienpensantes desdeñan la ruta ilustrada de Alexander von Humboldt y se niegan a tocar con la razón un territorio que prefieren incomprensible. En nombre de la diversidad, América Latina es vista como un vivero del color local. En cambio, en Latinoamérica importa poco que un dibujante sueco refleje su condición escandinava en cada trazo. Desde un principio, estamos acostumbrados al arte que viaja y se mezcla; la geografía de nuestra imaginación supone por lo menos dos orillas: la cultura del origen y las muchas cosas venidas de lejos.
Durante tres años trabajé en Berlín oriental como agregado cultural de mi país y en una ocasión recibí el encargo de organizar una muestra de serigrafías de Sebastián, quien se ha servido de la herencia de Josef Albers y la escuela Bauhaus. El director de la galería contempló los cuadros constructivistas con enorme escepticismo: «me gustan, ¿pero qué tienen de mexicanos?», preguntó. En un arranque de desesperación, dije que los triángulos aludían al arco de las pirámides mayas; los rectángulos, a las grecas aztecas, y los colores, a las direcciones del cielo de la cosmogonía prehispánica. El curador cambió de opinión: Sebastián era un genio.
Pero no sólo el eurocentrismo es responsable del folklor que sale de América Latina. Ante la demanda de un arte con legítimo pedigrí latino, ciertos artistas procuran ser propositivamente autóctonos. Gabriel García Márquez y Alejo Carpentier no concibieron estrategia alguna para encandilar a la crítica extranjera; sus obras son el resultado natural de sus apuestas literarias. Cien años de soledad y Los pasos perdidos representan momentos culminantes del idioma y poderosas reinvenciones de la realidad. Nada sería tan mezquino como regatearles méritos. Sin embargo, es innegable que a la sombra de estas ceibas de fábula han florecido «plumas tutti-fruti» -para usar la expresión de Cabrera Infante- que desean repetir una fórmula de éxito, iluminar por números el desorbitado paisaje americano. La situación se presta para una farsa de las autenticidades cruzadas. En mi novela Materia dispuesta una compañía de teatro mexicana es invitada a una gira europea. Antes de la partida, el promotor hace una recomendación: para tener éxito en ultramar, deben lucir más mexicanos. Los actores caen en un vértigo de la identidad: ¿cómo pueden disfrazarse de sí mismos? El director contrata a unos percusionistas caribeños, que nada tienen de mexicanos, pero que en Europa parecerán salvajemente oriundos, y los actores se someten a sesiones de bronceado para ser dignos representantes de la «raza de bronce». En un travestismo cultural, los actores de la novela integran una nueva tribu, de pieles infrarrojas, pigmentadas para no decepcionar a los extranjeros. Estamos ante la más absurda autenticidad artificial.
Cada público tiene derecho a sus pasiones y nada sería tan arbitrario como proponer una tiranía del buen gusto. En un mundo que ha inventado formas de satisfacción que van de los cantos gregorianos a los calzones comestibles, no resulta particularmente escabroso que los lectores europeos pidan de América Latina generales que vivan 168 años, jaguares con ojos de jade o ninfas que levitan en los manglares. Lo grave es que la visión de conjunto de América Latina se someta a estas prenociones: el realismo mágico como explicación de un mundo que no conoce otra lógica.
El imperio del tiempo
El contacto con América Latina no significa una amenaza directa para la ciudadela europea. Los peligros migratorios están en otras partes: los rusos que en el invierno de su descontento pueden esquiar de Moscú a Berlín, los árabes en busca de refugio y empleo, los chinos prósperos deseosos de conocer París y reservar medio millón de habitaciones. América Latina queda más lejos y llega en los cambiantes y coloridos envases de sus granos de café y sus discos de salsa. Esta lejanía hace que en el campo cultural satisfaga una curiosa necesidad del imaginario europeo: la utopía del atraso. Nada más sugerente en un mundo globalizado que una reservación donde se preservan costumbres remotas. Si los norteamericanos viajan a hoteles que les permiten sentir que Ghichén Itzá es como Houston, pero con pirámides, los europeos suelen ser sibaritas de la autenticidad. Curiosamente, este apetito por lo original puede llevar a un hedonismo arqueológico, donde la miseria y la injusticia se convierten en formas del pintoresquismo. La selva común de las iguanas es vista como el fascinante hábitat de los dinosaurios, un Parque Jurásico que permite excursionar al pasado.
Tanto en las guías de viaje que recomiendan no beber el agua de nuestras tuberías como en las superproducciones de Hollywood donde «el mexicano» es alguien de bigote ejemplar que se ríe mucho cuando mata a su mejor amigo, México semeja un parque de atracciones fuera del tiempo, un hirviente melting pot, ya olvidado por las naciones que sólo conocen las etnias y las razas por los anuncios de Benetton.
Uno de los negocios más seguros del momento sería la construcción de una Disneylandia del rezago latino donde los visitantes conocieran dictadores, guerrilleros, narcotraficantes, militantes del único partido que duró setenta y un años en el poder, mujeres que se infartan al hacer el amor y resucitan con el aroma del sándalo, toreros que comen vidrio, niños que duermen en alcantarillas, adivinas que entran en trance para descubrir las cuentas suizas del presidente.
Estamos ante un colonialismo de nuevo cuño, que no depende del dominio del espacio sino del tiempo. En el parque de atracciones latinoamericano, el pasado no es un componente histórico sino una determinación del presente. Anclados, fijos en su identidad, nuestros países surten de antiguallas a un continente que se reserva para sí los usos de la modernidad y del futuro.
Conviene insistir en que la exigencia de una cultura que despida la turbadora fragancia de la guayaba no se basa en el egoísmo europeo sino en una peculiar distorsión de los «otros», en la necesidad de incluir una barbarie controlada en su imaginario. En El salvaje en el espejo, Roger Bartra estudia la función que en la Europa medieval desempeñó el mito del salvaje, el homúnculo cubierto de pelos y dominado por bajos instintos que animaba las novelas de caballería, el repertorio de los trovadores, los gobelinos donde aparecían princesas amenazadas, y que, por riguroso contraste, refrendaba la superioridad del hombre civilizado. De acuerdo con Bartra, el descubrimiento de América tuvo un efecto disolvente en esta tradición. Ante los «salvajes reales», no se requería de una figura de leyenda que amarrara doncellas de los árboles. El europeo podía medirse contra los incas o los aztecas. Con todos los matices del caso, es en esta línea donde se inscribe la sobrevaloración cultural del atraso latinoamericano.
Durante nueve años salí de aprietos en el Colegio Alemán haciendo que las iguanas vulgares parecieran dinosaurios de feria. Mi infancia fue un país exótico por partida doble. Estaba preocupado por el apfelstrudel que sólo comía en la imaginación y por el folklor que debía garantizar en clase. No fue una enseñanza modelo, pero me dejó la certeza de que la única patria verdadera se asume sin posar para la mirada ajena.
22.10.10
Vacío
Cómo extrañarse de que el 99% de las veces no pase nada de nada si somos 99% materia vacía.
21.10.10
Cumbia chilena con Chico Trujillo
Y SI NO FUERA
Y si no fuera , persiguiendo todo
me calmaría y te diría cómo
hacer de esta normalidad
una terraza donde estar
y desde allí abrir los ojos al mundo
prepararía de manera especial
un recorrido por Santiago o por Rumié
en la cosa simple de entenderse
hay tantas cosas que no entiendo.
Y si no vienes , vienes a buscar
lo que no tiene prisa se demora en alcanzarte
y aqui estoy, así, esperando como quisiera.
LOCA
Loca , loca , loca
Te volviste loca y disparaste frente a mi
que te habias enamorado hace unos años sin decirme nada
entonces la emocion confirma el sentimiento
Que mala suerte en el amor,
ni buena suerte en el juego
y si al final lo que hay que vivir lo que hay que soñar
hay que vivirlo
Te vuelvo a dar las gracias
te vuelvo a dar las gracias
Me muero por saber que paso contigo,
todos estos años en que no nos vimos
me muero por saber que paso en tu casa
necesito esa cara de vulgaridad en mi cama
la que me dice que hacer
la que pregunta
por que ?
como?
no se y donde?
Que mala suerte en el amor,
ni buena suerte en el juego
y si al final lo que hay que vivir lo que hay que soñar
hay que vivirlo
Te vuelvo a dar las gracias
te vuelvo a dar las gracias
CONDUCTOR
La media pesadilla, La media pesadilla,
La media pesadilla, la que anoche a mi me dio
Que vi la novia mía, Que vi la novia mía,
Que vi la novia mía, convertida en un camion
Una voz misteriosa, oi que me decía,
oi que me decía tu serás mi conductor
Y yo muy asustado, sin saber manejar,
todito le movía pero no podia arrancar
--->Coro
Hay que le pasa, que le pasa a mi camion...
(que le pasa, que le pasa que no arranca)
Con tan buena, Con tan buena conducción...
(que esta dura, que esta dura la palanca)
Hay que le pasa, que le pasa a mi camion...
(que le pasa, que le pasa que no arranca)
Con tan buena, Con tan buena transmisión...
(que esta dura, que esta dura la palanca)
Le tocaba el arranque...(y nada!)
Yo le daba manivela...(y nada!)
Le buscaba por abajo...(y nada!)
A la bomba le chupaba...(y nada!)
Escuchaba de nuevo...(y nada!)
Revise la bateria...(y nada!)
Hasta el claxon le tocaba...(y nada!)
Me bajaba y la empujaba ...(y nada!)
(Coro)
Yo me volvi a subir, Yo me volvi a subir,
Yo me volvi a subir porque ya quería aprender
Y yo estaba pensando, Y yo estaba pensando,
Y yo estaba pensando si quiera soy mal chofer
Yo le di a toda prisa y ya me iba a arrancar,
y ya me iba a arrancar pero en eso desperte,
oi que me decían pobrecito Miguel,
esta bajo la cama, que le puede suceder...
Hay que te pasa, que te pasa oye Miguel...
(que te subes, que te bajas de la cama)
Dime, Dime que te pasa hombre Miguel...
(que acabaste, que acabaste con la cama)
Que te pasa, que te pasa oye Miguel...
(que te subes, que te bajas de la cama)
Que te pasa, que te pasa hombre Miguel...
(que acabaste, que acabaste con la cama)
Le tocaba el arranque...(y nada!)
Yo le daba manivela...(y nada!)
Le buscaba por abajo...(y nada!)
A la bomba le chupaba...(y nada!)
Escuchaba de nuevo...(y nada!)
Revise la bateria...(y nada!)
Hasta el claxon le tocaba...(y nada!)
Me bajaba y la empujaba ...(y nada!)
Roto
Creo que desde allí entendí que cualquier cosa se podía romper, y que los orificios también los había metafóricos. Hoy simplemente recordé esa imagen porque F se aventuró a preguntarme como andaba y la respuesta fue precisa y automática: roto.
18.10.10
Medidor de descomposición
Quizá sea este el medidor con ingeniería más fina que haya podido inventarse para tales fines.
17.10.10
Música con perspectiva literaria: Jorge Drexler
(No entiendo como la gente se queja de la TV si no ha existido un solo día en los últimos 3 años en los que cambiando canales no haya dejado de encontrarme con perlitas que me hayan trastornado gratamente. Putos quejones!!!)
Bueno, sin más, me encontré a Jorge Drexler en FashionTV (que buen diseño y contenido el de los canales de modas!) hablando de su nuevo disco Amar la trama. Como siempre, desde que conocí a Drexler una tarde en que J dejo sobre mi mesa un cd con lo más desorganizado de su discografía, corrobore la inteligencia de su labor frente a músicas y letras. Delicado, sugerente, inteligente, tranquilo, leve. Ideas clarísimas sobre producción musical en esta entrevista, y un amalgama de conceptos traídos de la medicina (si, el tipo es médico) y las ciencias, para darles perspectiva literaria. Demasiadas cualidades como para además ser pareja de Leonor Watling (mujer por la que babeo mares (que hijo de puta con suerte!!!)).
Pinchando por ahí, di con el video (explica el proceso del disco grabado en simultáneo, en interacción); pasen y vean:
--->2:25 "Un sistema complejo que se auto-organiza donde millones de interacciones suceden simultáneamente y donde todas las partes cambian el estado de todas las otras partes. La riqueza del mundo que nos rodea se debe en gran parte, al milagro de la auto-ortganizacion".
--->3:45 Es el primer disco que hago sin metrónomo, y grabar un disco sin metrónomo es como hacerlo sin red de seguridad.
--->9:58 Alternar para mantener el interés vivo de una cosa.
--->12:44 Habitualmente cuando me preguntan por las letras, no sé porque, la gente me pregunta por el contenido, por la temática, y la temática en la narrativa a veces es muy importante. Pero en las letras de canción, que son familiares de la poesía la temática es no se… El Rio de la plata, por ejemplo, vas a encontrar un montón de escritores como Spinetta, como Eduardo mateo (en Uruguay), muchas cosas de Fernando Cabrera o muchas de Fito Páez, en que vos decís, cual es el contenido temático de la canción… y no es lo que importa. Spinetta dice “lenta bruma cansada de dar al muelle”… son imágenes sobre todo. Me preguntaban los de Marlango, cuando grabaron con Fito Páez, que quiere decir furioso pétalo de sal, y les decía que lo importante es la pregunta que se estaban haciendo… pero que quiere decir… El contenido es muy importante en España. Es un país donde el continente es menos importante que el contenido. Yo siempre digo que un compositor de canciones español enfrentado al final de una estrofa si tiene que sacrificar el significado o la fonética y la rima, digamos, sacrifica la rima y la fonética, y un Rioplatense sacrifica el significado. Entonces furioso pétalo de sal es una frase muy abierta con una carga muy grande y con poca precisión literal.
--->14:14 Habitualmente no escribo a partir de un significado. No digo voy a escribir sobre esto o sobre lo otro. Empezas a poner curiosamente como quien enhebra un collar, a agarrar palabras una tras de otra hasta que de repente tiene un significado, y empezas a tirar después del significado.
--->14:37 Los grandes dilemas del ser humano no son infinitos. Se escribe sobre pocas cosas. Lo importante es como se escribe.
--->A partir del minuto 14:48 hay una descripción breve de los 12 temas que hacen parte del trabajo.
--->26:05 Aquiles por su talón es Aquiles: a uno lo definen más sus defectos que sus virtudes. A uno le gustaría que lo definieran las virtudes, pero a veces Aquiles era Aquiles por su talón, por el punto que tenía flaco.
--->26:45 “El mundo es un sitio muy problemático, unos tiene mucho, otros no tienen nada, y siempre hay alguien por ahí jugando con dinamita”.
--->28:35 Noctiluca (Luciernaga Marina): aparece un instrumento precioso.
--->31:28 Los días raros son muchos, y los buenos raros.
--->31:38 “La vida no se pone mucho mejor que esto” Ben Sidran “Nadie llega a la meca con la cara seca” Martin Buscaglia.
--->32:45 Mientras tanto en algún otro lugar dos hilos cruzan juntos otro telar.
16.10.10
Vida, lecturas y blogs a retazos
Así que por este tiempo he encontrado todo lo restante únicamente a retazos: lecturas, conversaciones, películas, entradas al blog, etc. Esos retazos, a los que hubiera querido dedicarle algo más de cabeza y líneas, quedaran dispersos como sigue:
1. Fragmentos de 3 demoledoras entradas del blog 0 Comments:
2. Delicioso y conmovedor post de la MaryPoppins:--->Entrada 1: Pasarás mucho tiempo haciendo shopping online desde tu celda
Se volverá cada vez más difícil vivir la propia vida como una "historia". A esa narración sobre uno mismo le empezarán a faltar algunos capítulos claves. Luego quedarán piezas sueltas que no cuajan significativamente. El próximo paso es la incapacidad de presentarse como una "persona". Posiblemente nos demos cuenta que insistir en ser individuos sale demasiado caro. Todo esto en un contexo de "gran lucidez". No es algo que sólo me vaya a ocurrir a mí. Estoy escribiendo una novela sobre el futuro en 5 horas.
I. Cuanto más afirma uno su unicidad (su capacidad de ser único) en su blog, facebook o twitter, más genérico se vuelve. Cuánta más información sobre uno mismo se carga en Internet más se diluye el self. La última expresión de individualidad consistirá en llevar un disfraz de Halloween todos los días.
II. La sensación mental gomosa al escuchar el cover de una canción. Dios está podrido de hacer milagros. No habrá una nueva buena canción hasta 2049.
--->Entrada 2: Nada es mejor que Dios
IV. Piensa en el futuro, asegúrate alguien que te cambie los pañales. Te convertirás en una nube de datos que circula el planeta como una medusa de estropajo.
--->Entrada 3: ¿Si no fuimos a la Luna cómo los astronautas pudieron haber tenido sexo allí?
¿Podría mi mano ser no una mano sino un oso hormiguero disfrazado? Irónicamente, los que están verdaderamente del tomate, rara vez sienten que tienen que defender su sanidad.
2. La evolución no está en el negocio de producir inteligencia sino que favorece a las criaturas más exitosas en un determinado nicho no necesariamente complejo. Si bien la vida podría ser un fenómeno vulgar en el universo —hasta ya se está hablando de vida en Marte— existiría la trágica posibilidad de que seamos la única «inteligencia»... Prosigan con sus tareas, por favor...
3. Un simulador de lotería prueba cómo x ej. jugándole 2 veces x semana al mismo número (o a distintos) durante 500 años, uno nunca gana. Jugarle al 123456 tiene las mismas probabilidades que cualquier otro nro. sin embargo nadie le juega al 123456 ni al 666666. Lo + extraño es que las probabilidades de ganar son las mismas cuando uno NO compra el billete de lotería. De mal gusto es que no es que nadie vaya a ganar la lotería sino que UNO no va a ganar. Dicen que jugar a la lotería es un impuesto a los que no aprobaron probabilística.
4. Gliese 581g: Yendo a 16000 avos de la velocidad de la luz se podría llegar a este exoplaneta prometedor en 300.000 años. Pero para lograr este casi imposible es necesario un imposible absoluto: una cantidad de joules equivalentes a la energía solar recolectada por toda una Tierra cubierta de paneles solares durante 3 millones de años. Además, una vez allí, en Gliese 581g, hay que saber frenar (se requiere la misma energía que para arrancar...). Quizás en Gliese 581g estén haciendo cálculos parecidos y piensen "cuando lleguen estos gatos de la Tierra les copiamos la ingeniería". ACTUALIZACIÓN: este planeta que podría albergar la vida podría no existir. (Viajar x 300.000 años y luego no hay nada... Supongo que desde torre de control les dirán "Sigan igual. Encontraremos una solución")
6. Pasaban los años y yo escribía una historia mala tras otra. No está confirmado que uno sea el dueño de su cerebro. Y que uno piense que las cosas no van a cambiar no significa que no vayan a cambiar.
3. Retazos de 2 posts del matetuerto:…
Lo cierto es que mi viejo me contagió dos amores: Paris y Piazzolla. Astor sonaba siempre en mi casa. Mi papá llegaba de trabajar como a las 8 se servía un whisky en el living, cerraba las puertas y ponía el tocadiscos. Mi casa se llenaba a la vez de música y de silencio. Así, su admiración se convirtió en la propia y encierra tal sensibilidad que nos impide escucharlo juntos por la verguenza de la emoción. "Esta música, nena, no es para gente feliz". Me tardó algún tiempo entender esto.
…
En la 60, rue Servan cod. 1789 me abre la puerta una amiga fotógrafa y pintora, queridísima por mí. Era tarde cuando terminamos ese vino francés acurrucadas en un sillon de tela blanca después de contarnos un anio dificil para las dos. A ella la visitó una enfermedad que se fue como vino, a patadas de quimio y golf. Me dolía escucharla, saber que pasó por tanto. Mi turno, ya ablandadísimo por la música y el cabernet, terminó en un abrazo que hacía tiempo necesitaba. No volvimos hablar de nuestro anio.
…
Saint Merry, Saint Severin et Saint Julien le Pauvre son mis iglesias preferidas
La primera está a las espaldas de la Place Igor Stravinsky y es muy fácil que se te escape y le pases de largo. Por suerte el Hotel de Ville no se ha decidido a rejuvenecer su interior de piedra casi negra (primer foto) y que encierra unas velas delgadísimas donde las virgenes escuchan deseosos secretos, muy probablemente ligados al amor y a la salud.
…
Post 1: Víctor Hugo Viscarra: Confieso que he bebido
...
Tan marginal en la literatura como en su vida, la publicación de las crónicas y relatos reunidos en Borracho estaba, pero me acuerdo (Libros del náufrago) constituye un verdadero acontecimiento.
...
a Viscarra, medio en serio y medio en broma, le gustaba autoproclamarse como antropólogo: “Soy antropólogo, experto en antros”, solía decir.
…
Como afirma Nicolás Recoaro, responsable de una antología de literatura boliviana y uno de los introductores de Viscarra en Argentina, países bilingües como Bolivia o Paraguay constituyen auténticos “laboratorios de lenguaje a cielo abierto”. Allí, las conversaciones de la calle son literatura de vanguardia. Ecos del quechua y el aymara resuenan en la semántica y la sintaxis de Viscarra y lo emparentan a la cruza de portuñol.
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Alcoholatum y otros drinks (2001) Borracho estaba… (2002) Avisos necrológicos (2005) y, póstumamente, Ch’aquí fulero (2008), lo convirtieron en un autor de culto y en uno de los más importantes de su generación, junto a Manuel Vargas o Adolfo Cárdenas. A Viscarra le hacía gracia que lo llamaran el “Bukowski boliviano”. Si bien su escritura es mucho más referencial que la del autor de Mujeres, la realidad latinoamericana puede superar a la imaginación más florida: algunos episodios de Borracho, como el de las “cholitas strippers” o el “cementerio de los elefantes”, un “traguerío” en el que la dueña encierra a sus clientes con baldes de alcohol para que, literalmente, beban hasta morir, podrían ser acabados relatos de la mejor ficción urbana. “Si llego a los cincuenta, nacionalizo una pistola y me pego un tiro”, amenazaba Viscarra. No llegó: su hígado dijo basta a los 49.
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Post 2: Militancia
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Los estudios perpetrados en el área de la taxonomía de la amistad, revelan que el tipo de amistad que me une con A es del siguiente tipo: Intermitente. Nos vemos una o dos veces al año. Suele mediar algún propósito subsidiario al mero constatar el estado general de los proyectos, logros, frustraciones y estados anímicos del otro. Suele pasar que las conversaciones con A son ajustes de cuentas. No solo es peronista, sino que a todo fin práctico, también es militante. Eso me pone en una situación incómoda. Yo no milito sino en mi propio beneficio. Soy ese epítome de la psicopatología fogoneada por el menemismo: un egoísta. Y no me gusta dilapidar energías en nada que no contribuya directamente a la consecución de este o aquél objetivo de ese tenor.
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Triples comillas
Por supuesto que yo también pienso en los “““demás”””
Fucking agilidad
Fucking agilidad de los zancudos!!!
15.10.10
Sentires
Psicología?
Acústica?
10.10.10
Foro
¡Atencion! ¡Peligro! ¡Autodidacta opinando como si supiera!
7.10.10
Jamás leí a Onetti (2009)
Sensible. Muy sensible el acercamiento que logran. Sobredimensionado, lo que vino con él. Conocí con ello a Fernando Cabrera compositor uruguayo de quien ahora celebro versos (ya vendrá su post), vi de cerca la faceta más personal y amistosa de Eduardo Galeano como un telón en el que proyecta su amistad con Onetti (impresionante y conmovedora la intervención de Galeano, si realmente, si, muy muy), ojee la casa madrileña de mano la propia Dolly (esa mujer por quien Onetti agradecía a cada paso) y vi cómo se fue expandiendo el mapa de aquella Santa María que Onetti imagino con el trazo de su amigo pintor Tunda Prada.
La pausa en la voz en Onetti (en los uruguayos y argentinos de por sí), su pereza infinita sobre la cama, ese tiempo que se dilata porque no hay nada hacia lo que se deba correr, es lo que hace que quiera volver sobre él una y otra vez.
Algunos sensibles fragmentos:
--> 12:40
Preciosa lectura por Eduardo Galeano de El pozo.
--> 33:05 (Fragmento de entrevista)Onetti: Si tuviera que elegir un adjetivo que reflejara quien soy yo, quien fui yo, será la indiferencia.
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Quien entrevista: Me pasa una cosa curiosa ahora que te vuelvo a leer. De golpe, tuve la total seguridad de que tus personajes se mueven como si ya todo estuviera escrito en algún lado, un logar que ni siquiera sé si es tu cabeza…
Onetti: Yo te vuelvo a repetir, bajo palabra de Honor, que jamás leí a Onetti.
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Onetti: Creo que yo te escribí una carta en la que decía que al cabo del tiempo, me alegra no había alegrado no haber tenido relaciones sexuales contigo. Claro que yo te deseaba, eso vamos, no era importante, además tú eras una ricura…
--> 50:03 (Recuerdo de los consejos e importancia para Galeano)
Galeano: Ahí, en el apartamento montevideano de Onetti en la calle Gonzalo Ramírez, y después en la Avenida América en Madrid, muchas veces yo lo visitaba y él siempre fue cariñoso conmigo. Tenía fama de puercoespín, pero era un falso puercoespín. Y bueno… ahí nos quedábamos a veces horas: él, en su cama perpetua, siempre de cara al techo explorando las manchas de humedad, fumando, y convidándome un vino que en Montevideo era un vino de cirrosis instantánea y que después mejoro, mejoro bastante, allá en Madrid, y hablando poco, pero yo me sentía muy bien, y supongo que el también, porque si no me hubiera echado, como solía hacer por cierto con otra gente. Por suerte conmigo fue muy abierto aunque no me daba consejos muy estimulantes, yo estaba empezando a escribir, tendría 17 años, 18, no era muy estimulantes los consejos, la verdad sea dicha. Me decía por ejemplo: Mira pibe, si Beethoven hubiera nacido en Tacuarembó hubiera llegado a ser director de la banda del pueblo. Pero en cambio, bueno, matizaba los silencios con frases terroristas, como yo era tan rojo, tan de izquierda. Frases, por el estilo de, una que recuerdo ahora, pero eran muchas, que lanzaba así como proyectiles de provocación para ver como reaccionaba yo, y yo impávido: PONIENDO CARA DE ONETTI ESCUCHABA A ONETTI, diciéndome: Mira pibe, la cosa se jodió el día que los milicos y las mujeres aprendieron a leer. Y yo callado, porque además Onetti me dio algunas lecciones que jamás olvide sobre el oficio de escribir. Una, la más importante (él decía que era un proverbio Chino, pero mentía, metía para dar prestigio a sus palabras, el proverbio era de Onetti no más), y es el más sabio consejo que he recibido jamás. No olvidar, no olvidar nunca, que las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio.
--> 57:47 (Recuerdo de Dolly a la imagen de Onetti al ganar el premio cervantes)
Periodista: que significa para usted ganar el premio cervantes?
Onetti: 10 millones de pesetas.
-->1:02:00 (Recuerdo sobre devoción de Onetti por Arguedas)
Galeano: Tenía que decírselo a Onetti, que en el adiós final de Arguedas (donde decía todo lo que quería decir sobre sus colegas y sobre el mundo porque sabía que iba morir, porque sabía que se iba a matar, como se mató, pegándose un balazo) su libro Zorros de arriba y zorros de abajo, estaba el. Le dije si querés te leo que dice, él dijo si, si, léeme lo que dice, y le leí: ahora estoy en Santiago de Chile y no tengo fuerzas para hacer lo que quiero, y lo que quiero es irme a Montevideo y encontrar a Onetti para apretarle la mano con que escribe. Se lo leí, y Onetti simulo por unos segundos no más, que podía poner cara de estatua, pero no podía, y yo baje la mirada por pudor, o no sé, para no ver el tajo de humedad que le atravesaba la cara.
--> 1:11:00 (Ultimo dialogo escrito por Onetti antes de morir)
Homicida: porque la quería toda señor juez, ella con su pasado, ella con su último pensamiento para siempre oculto. Que estaba pensando cuando murió.
Juez: no pensaba, usted la mató mientras dormía.
Homicida: eso, señor juez. Su último sueno.
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5.10.10
Número finito
¿Su lema? Que me dejen en paz
¿El principal rasgo de su carácter?
La pereza.
¿Cuál sería su mayor desdicha?
Superstición. No la nombro.
¿Qué quisiera ser?
Yo, en las condiciones presentes, pero con veinte años.
¿Dónde desearía vivir?
En cualquier sitio, pero de rentas.
¿Qué hecho militar admira más?
La campaña de Napoleón en Italia.
¿Qué reforma admira más?
Ninguna evitará la muerte.
¿Qué dones naturales quisiera tener?
Hacerme invisible.
¿Cómo le gustaría morir?
De ninguna manera.
¿Estado presente de espíritu?
Resignado.
¿Hechos que le inspiran más indulgencia?
Todo lo que se haga por amor.
¿Su lema?
Que me dejen en paz.
3.10.10
La vida como equipaje de mano
Acerca de Historia abreviada de la literatura portátil,
de Enrique Vila-Matas
Hace algún tiempo quise comprar un baúl. Este definiría los límites máximos de lo que debería llevar conmigo si en algún momento tenía que partir. El método era simple: después de vaciar en él lo que consideraba fundamental, lo que excedía su capacidad debía entenderlo prescindible.
No he comprado aun el baúl, pero si un libro que fue una metáfora de su sentido: Historia abreviada de la literatura portátil, 100 páginas en las que en Enrique Vila-Matas condensa la conspiración de un grupo de hombres que pretendían encarnar en sí mismos la propiedad de lo leve, lo esencial, lo ínfimo. Artistas que no solo habían decidido dar límite al tamaño de sus obras para que fueran transportables con ellos mismos, sino omitir de todo aquello que les impidiera ejercer en cualquier momento una renuncia a seguir frecuentando una misma vida (o bien, la vida misma), habitando un mismo espacio. Hombres que querían emular a los arboles de pequeñas raíces, para quienes cavando apenas un poco sus costados, pueden trasplantarse siempre de un lugar a otro sin poner en juego su vitalidad (aunque esa vitalidad tampoco importe). Hombres sensibles frente a lo breve, lo fragmentario, lo efímero, lo inútil, lo que desaparece. Hombres que funcionan como maquinas solteras, con afectos y acciones portátiles. Hombres plegables que caben en una de valija. Hombres que han decidido llevar la vida como equipaje de mano.
Tras ellos, nada es importante, grave o fundamental. La vida también es algo que puede omitirse, y con ello, algunos llegan al suicidio, no como una manifestación de la angustia en que cae quien se desespera tratando de encontrándole algún inexistente y escandaloso sentido, sino como un último gesto de tranquilidad de quien ha entendido que todo, aun la vida misma, es prescindible.
Todo ello llega con las páginas que nos entrega Enrique Vila-Matas en Historia abreviada de la literatura portátil. Suspendamos aquí cualquier otra elaboración. Después de todo, este comentario debe ser breve, o no debe ser.
PDT portátil
Blog portatil por Vila-Matas
9. Un problema de los blogs literarios: Al buscar una cierta espontaneidad, corrigen poco cuando corregir –elaborar tras haber producido previamente el documento espontáneo- suele ser esencial para la escritura de un texto literario.
“No escribo. Corrijo”, decía Augusto Monterroso.
Quisiera corregir, reelaborar el fragmento 8. Pero no lo suprimas. Deja que este fragmento 9, aún volviendo sobre las mismas cuestiones y diciendo cosas muy parecidas –también él con el mal de la espontaneidad, todo sea dicho-, lo corrija.
Me he ido de vacaciones y he vuelto. No ha llovido un solo día en la casa del Eterno Retorno. Al volver, observo que permanece en mí esa tendencia a enredarse en el camino de la que hablaba Sterne en su Tristram Shandy.
Tengo que advertirte que estoy enmarañado y que esa parece mi única realidad. Una vez más, percibo que no es fácil volver a un libro del pasado.
Me gustaría que te preguntaras esto: ¿Qué hombre podría soportar volver a pensar, como testigo, todo lo que pensó a lo largo de su vida? Sería sin duda insoportable. Nuestra vida, en cambio, lo es menos, tal vez porque es más espontánea. Quizás porque es tan espontánea, la reescribimos. Para corregirla.
Recuerdo que Paul Valéry, en los Cahiers, decía más o menos que nuestra historia, nuestra vida, hace de nosotros tal persona, y eso es un insulto. Qué hay más ridículo que alguien, se preguntaba Valéry. Resulta escasamente estimulante volver sobre el pasado remoto, créeme, y ya no digamos sobre lo escrito en los días ya casi olvidados. Me gusta mirar siempre adelante, hacia los nuevos horizontes. Pero el horizonte tal vez también esté en aprender a examinar en profundidad lo que pensaba en los días juveniles en los que escribí ese libro o gran fiesta de shandys. Examinar en profundidad, he dicho. Pero te diré la verdad. En esos días pensaba tan sólo banalidades como ésta: Valery es formidable.
Pensaba cosas así. Lo que, por otro lado, prueba que no fue nada aleatoria, como se ve, la referencia a Valéry, el epígrafe procedente de Monsieur Teste que abría el libro:
“El infinito, querido, es bien poca cosa; es una cuestión de escritura. El universo sólo existe sobre el papel”.
Pongamos ahora una fotografía de uno de los Cahiers de Valéry.
No. Esa ya fue la imagen del fragmento anterior. Pongamos los zapatos de Monsieur Teste.
Valéry es formidable. Sí.
Podría añadir algo más a este formidable y demostrar que ya no estoy en el punto perdido en el que me movía cuando era joven. Pero saber más –en este caso, haber leído precisamente al propio Valéry cuando decía que estaba claro que aumentar y profundizar un pensamiento se opone a la vida- me impide ahora precisamente decir más.
Ciertas contradicciones necesitan zapatos. Para ir despacio a corregirlas. O para salir corriendo de ellas.
21. La realidad del mundo es no narrativa y en África esto se convierte en una evidencia colosal. El tono lento de la luz en las sombras de los árboles es de una dulzura inútil, inenarrable. Entiendo que he llegado hasta Port Actif para poder contarte algo desde el centro mismo de lo inenarrable. Como no hay nada que contar, pues ni el caos de África se puede relatar (salvo que uno haga lo que antiguamente llamaban “literatura de vanguardia” que es lo que a mi manera intento hacer), te mando este fragmentario paisaje portactifeño para que lo incluyas en nuestra página en construcción. Es un fragmento que en el fondo explica mejor el misterio de Port Actif que una vista completa de la ciudad. Y es que se trata de un fragmento que no dice nada o, mejor dicho, dice la nada, dice que lo sabemos todo, pero que nada puede explicarse. Creo que esta vista parcial y carente de todo sentido le habría encantado al nervioso Jacques Rigaut, que, como sabes, aquí en Port Actif comenzó a sentir de forma imperiosa la llamada del suicidio, y finalmente se perdió, estuvo ilocalizable durante dos años, hasta reaparecer de golpe: muerto en un hotel siciliano. Sé que aún hay gente que peregrina a una habitación del Grand Hotel et de Palmes, su última dirección estable. En ese hotel de Palermo se mató Rigaut de un disparo al corazón. Encima de su mesita de noche, en un intento vano de explicarlo todo, dejó una nota en la que, como si deseara resistirse a mostrar el absoluto misterio de las cosas, trató de explicar el mundo de forma narrativa, a través de cuatro simples tarifas:
Electrocución 200 fr.
Revólver 100 fr.
Veneno 90 fr.
Ahorcamiento (suicidio para pobres) 5 fr.
Felinos al piano: CATcerto
(Quizá la característica que más me haga amar estos animales, es su comportamiento afectivo. Evidentemente quieren, pero eso no hace que estén el día entero batiéndote la cola, saltándote a tu lado y maullando a más no poder (como esos perros que nunca han sido de mis afectos)(tampoco llamándote al celular, preguntándote si los querés o no, o esperando que los tengas al lado 8 horas diarias todos los días de la semana, como esos humanos que…). Los felinos son individuos, no son seres anexos a otros seres. No hay ningún ser vivo que pueda mostrarme una forma más acertada del afecto: un cariño mutuo, de individuo, respetuoso, distante)
La pieza (así lo comenta Mindaugas Piečaitis, su compositor) fue compuesta como un arreglo a una melodía que interpretaba su gata Nora al piano mientras él la filmaba (evidentemente varias horas de grabación deben ir tras la melodía, y muchísimas más, sobre el sensible arreglo).
Así lo presentan directamente en la página oficial de este proyecto:
The CATcerto is the current project of the lithuanian conductor, composer and artist Mindaugas Piečaitis. The world premiere was performed by Klaipėda Chamber Orchestra in the Klaipėda Concert Hall in Klaipėda (Lithuania) on 5th June, 2009. It gained recognition in the international media, a.o. the BBC, Lithuanian TV, Baltic TV and the First Baltic Chanel (russian).Alisten algunos Kleenex y hagan rodar el video.
Mindaugas Piečaitis composed and directed the Catcerto for Nora The Piano Cat™ and orchestra, where Nora, the soloist, was brought in via video. On this site you will find interviews with Mindaugas Piečaitis and Nora The Piano Cat. We also present a
selection of videos from the rehearsal and the premiere and links to the actors.
Thank you for visiting catcerto.com. Have fun!
Latinoamérica canta: Marcha de la bronca
Entre otros, mandaron al aire Marcha de la bronca, un tema que mucho más allá del agotado verso panfletario (porque pa desgastada, la izquierda la lleva de oro) puso a corear la gente mientras hacía que su cabeza se moviera (literal y metafóricamente) de un lado a otro.
Pues ahora, casi 40 años después, se reunieron nuevamente y mandaron a llamar a una tromba muy brava pa repetir ese mismo tema (que sigue dejando por ahí de rodillas más de uno): Miguel Cantilo, León Gieco, Juan Carlos Baglietto, Gustavo Cordera, Ricardo Mollo, Alejandro Lerner, María José Cantilo, Hilda Lizarazu, Super Ratones, Moris, Fabiana Cantilo, Claudia Puyó, Andrés Calamaro, Charly Garcia, Jorge Duriet y Rubén Rada.
Métanle oreja no más… (Van las dos versiones: 70tas y 2miles)
MARCHA DE LA BRONCA
Letra y música: Miguel Cantilo y Jorge Durietz
Bronca cuando ríen satisfechos
al haber comprado sus derechos
Bronca cuando se hacen moralistas
y entran a correr a los artistas
Bronca cuando a plena luz del día
sacan a pasear su hipocresía
Bronca de la brava, de la mía,
bronca que se puede recitar
Para los que toman lo que es nuestro
con el guante de disimular
Para el que maneja los piolines
de la marioneta general
Para el que ha marcado las barajas
y recibe siempre la mejor
Con el as de espadas nos domina
y con el de bastos entra a dar y dar y dar
¡Marcha! Un, dos...
No puedo ver
tanta mentira organizada
sin responder con voz ronca
mi bronca
mi bronca
Bronca porque matan con descaro
pero nunca nada queda claro
Bronca porque roba el asaltante
pero también roba el comerciante
Bronca porque está prohibido todo
hasta lo que haré de cualquier modo
Bronca porque no se paga fianza
si nos encarcelan la esperanza
Los que mandan tienen este mundo
repodrido y dividido en dos
Culpa de su afán de conquistarse
por la fuerza o por la explotación
Bronca pues entonces cuando quieren
que me corte el pelo sin razón,
es mejor tener el pelo libre
que la libertad con fijador
¡Marcha! Un, dos...
No puedo ver
tanta mentira organizada
sin responder con voz ronca
mi bronca
mi bronca
Bronca sin fusiles y sin bombas
Bronca con los dos dedos en Ve
Bronca que también es esperanza
Marcha de la bronca y de la fe...