4.9.10

Teorías y realidades

Soy físico (o más bien no lo seré nunca, pero hay un diploma que está por llegar y llevara sellada esa información), así que también soy de los que se puede encontrar un viernes ejerciendo en pleno la ñoñería. Ayer fue uno de esos viernes: este año se conmemoran 50 años de la aparición del laser, y como algunos grupos de la universidad alcanzan a arrancar recursos internacionales, decidieron conmemorarlo también. Todo consistio en un juego de tiro al blanco, con montajes laser evidentemente. Así que con L decidimos participar y darle nombre un nombre acertado al carácter nuestro equipo: “Cuidado con los ojos mijo”.

Como siempre mis cálculos, eficientes e impecables en el papel, fueron a dar experimentalmente apenas unos kilómetros más allá, en el blanco del equipo que estaba a nuestra izquierda. (Recuerdo, hace unos años, el cálculo y diseño de las perforaciones para las persianas de mi habitación que constaban de planos impecables, hasta que tuve que tomar el taladro, y cuando lo encendí, el orificio fue a parar varios centímetros más allá y tenía un diámetro donde entraban fácilmente 34 tornillos (nada que el periódico del domingo y un destornillador no pudieran solucionar; hoy mis persianas cuelgan de lo lindo y guardan tras sus marcos el secreto de que la teoría nunca ha ajustado muy bien en este mundo material).

Por fortuna L ajusto el segundo disparo con mayor precisión y quedamos activos para la siguiente ronda. (Nuestros resultados emularon nuestro rendimiento en la época en que presentábamos pruebas universitarias: siempre nanométricamente por encima de los resultados que nos permiten sobrevivir, y con algo de truco falso). Ya veremos si este próximo viernes el modelo y la realidad se ponen de acuerdo.

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