16.7.10

Hay días para sentarse a mirar, hay días en que hay poco para ver

Existe la inspiración? La inspiración no sé, pero existen días en que se arrojan piedras al cántaro haciendo alarde de una la puntería mística (cerramos un ojo para ello y estiramos la mano como si ese gesto bendijera nuestras intenciones)y ni la boquilla se roza, y otros en los que tropezando en sus cercanías las piedras caen por su centro perturbando únicamente el agua son su glup, glup.


Así van las cosas: desarrollo una tesis que tiene una gran componente de programación: eso que se trata de decirle a un computador que haga por uno lo que uno no quiere hacer. Ello presenta un inconveniente, que parece, por transparente, no ser evidente: uno debe saber que es lo que no quiere hacer. Es decir que debe tener claro que se debe hacer, para así no hacerlo, y delegar tras una comunicación que tiene un principio maravilloso (en un código, el imbécil en caso de error siempre será uno) la operación a la maquina.


Y conocer eso que no se quiere hacer, tener a mano ese resultado analítico que espera delegarse, puede ocurrir o no ocurrir, y no ocurrió por un mes hasta hoy, aun cuando habia entrecerrado los ojos todo este tiempo, lanzando mi cabeza contra el cántaro una y otra vez. Hoy todo consistió únicamente en tropezar contra la opción del random de Matlab, y ver entre su bosque intrincado de opciones, la sutil y grave manera en la que la aleatoriedad puede rescatar del vacío un proceso metódico.


Hay días en los que solo hay que sentarse bajo la palmera para ver caer los cocos. Y hay otros de los que no quiero acordarme.


PDT: El tiempo que soporte las lluvias Australes, compartí un comedor estudiantil con un Haitiano que siempre antes de tomar los cubiertos me preguntaba si había trabajado en mi tesis los 15 minutos diarios que como máximo era posible hacerlo. Había concluido de manera práctica que si uno sumaba todo el tiempo que realmente se producía en una investigación, ello no sumaria 3 dias. Claro, aseguraba yo, ello no excluía los 400 días en que había que dispararle a los cocos, lamentándose porque no cayeran. De ello aprendí a disparar menos y sentarme más bajo la palmera (mucho más acorde con mi comodidad).


PDT2: Quizá no exista una función más compleja que la de generar el azar con un proceso. Para generar alguna sucesión, algún patrón ordenado, tenemos claro el mecanismo; pero si es el azar el que ha de generarse?... Y aun así la teclita “random” existe, y con ella el misterio.
Enfrentarnos a lo aleatorio nos resulta tan complejo que cuando se nos pide elegir un numero al azar, surge la angustia antes que el numero, y con el numero incomodidades por no saber porque llego ese y no otro tras él (el mecanismo detrás de su arribo está aun mas extraviado que nosotros).


PDT3: Basta decir que Matlab es como dios, aunque evidentemente difiera en algo importante: Matlab si existe.


PDT4: Ya Calamaro me venia diciendo eso de que “hay días para sentarse a mirar/hay días en que hay poco para ver”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario