16.6.10

Allegro (2005)

Tras Reconstruction, aterrizo sin preverlo cronológicamente en Allegro, la segunda de las películas de Christoffer Boe. Si suprimiera la historia, omitiera los personajes y guardara únicamente los colores, podría asegurar que estoy viendo la misma película. En la oscuridad literal (ese ambiente enteramente nocturno, donde no puede existir otra luz que no venga de un foco) Boe guarda el carácter opaco, y el desconcierto de quien ha dejado de entenderse. Dos cintas bajo el mismo sello.

En Allegro hay un pianista que no sabe amar, y un pasado donde ha guardo lo incomprensible de su afecto. En algún momento decide recuperarlo, y ello va a ser más extraño que perderlo.

Tanto en Reconstruction como en Allegro, Boe emplea un narrador, a quien entregándole el primer minuto de la cinta, logra llevar al instante a tope la calidad y extrañeza narrativa que empleara en adelante. Ese narrador, abriendo allegro suelta:
...en su interior, donde ni el alcanza a ver, anhela amar.

Si en Reconstruction coquetea un poco con la ficción, en Allegro vive en ella. Una ciudad impenetrable a la que hay que llegar por pasadizos que tiene origen en baños caracteriza a Allegro.

Lejos de perseguir la propuesta del cine Dogma (que tanto me incomoda por querer lograr realidad con base en precariedad), allegro emplea algunas técnicas tales como la de cámara en mano, que entregan un desenvolvimiento visual particularmente ágil. Empleando además animación basada en tintas sobre papel, Allegro es cuanto menos, un experimento visual importante. Además existe una melodía preciosa que el pianista intentara fallidamente algunas veces repetir.

Me quedo con estas dos líneas preciosas del guion:
-Me crees cuando te digo que te quiero?
-Estoy seguro de que no mientes, que no es lo mismo que saberlo.

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